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CURITA 15 / FEB 20. 05

WORDS, WORDS, WORDS... (2da parte)

 

 

La enfermedad del habla

 

En El Lugar de los Caminos Muertos William Burroughs escribe acerca de la terrible “enfermedad del habla” también conocida como “de los muñecos” o de la “sanata”... dice que se la llama así porque el primer síntoma de la enfermedad es hablar como un muñeco de ventrílocuo: se repite todo lo que se escucha, se hacen chistes malos y constantemente se mira a izquierda y derecha tratando de hacer normal algo que, se lo mire por donde se lo mire, es irremediablemente patético. Lo aterrador de la enfermedad -dice Burroughs- es que al cabo de unas cuantas horas, pocas, la sangre se coagula y se pudre en las venas. La garganta se hincha hasta alcanzar el tamaño de una sandía y la muerte suele ser por asfixia. Desde el comienzo las facultades mentales de la víctima quedan afectadas... pierde todo sentido del decoro humano o la consideración por sus semejantes y sabiéndose condenada, la “persona” se deleita en infectar a los demás hasta que al fin estalla.

 

 

 

Tu Abuelo es imbécil

 

El sábado estuve con Uno tomando una cerveza en Alem. El aburrimiento y la sequía de marihuana (por cierto, ¿era por el secuestro de la hija del ex presidente del Paraguay?) nos llevó hasta allí sin ninguna clase de expectativa por nada. En realidad nuestro destino era La mula, pero parece que ahora hay que sacar entrada anticipada  y demostrar que el encendedor que tenés no haga una llama de más de dos centímetros. En fin... nos reímos de los “mulos” enchorizados que cuidan la entrada y caminamos hasta encontrar un bar (no sé cual) y nos sentamos en una de las mesitas de la vereda a beber nuestra cerveza y a mirar el paisaje humano en todas sus expresiones posibles.  Nota mental: todos parecían la misma persona., salvo por la ropa y hasta eso era apenas diferenciable. Yo estaba de buen humor porque mis poderes intuitivos estaban trabajando en un 100%: en la vereda de este bar le dije a uno “huelo a fulana de tal” (sic) y levanté la vista y allí estaba fulana de tal con una bandeja en la mano y con la sonrisa más hermosa del universo en su cara. Hacía un tiempo que no la veía y tenía ganas de verla. Siempre tengo ganas de verla... como sea. Estábamos con Uno haciendo un esfuerzo sobrehumano por no aburrirnos cuando apareció “Guille” y sus amigotes. Guille tenía puestas una de esas calzas de luchador de titanes en ring roja y estaba muy feliz porque se “casaba” y aquello era su despedida de soltero. Habrán estado veinte minutos, media hora saltando como monitos entre los autos e interpretando un repertorio francamente pobre en inventiva: “se casa Guille, la puta que lo parió” y “Nos vamo’ de puta la puta que lo parió” . Junto a nuestra mesa había unas chicas al borde del precipicio de los treinta que se reían mucho del espectáculo futbolero de Guille y sus amigos. En fin... ambos grupos se histeriquearon un poco (los pibes se hicieron los cancheros y las minitas se hicieron... las minitas... En conclusión: Guille y sus amigos se sacaron un par de fotos, saltaron, interpretaron su repertorio llenos de alegría y luego Guille se tomó un taxi solo y se fue. Sus amigos estuvieron un rato más tratando de pescar alguna de las minitas que se hacían las minitas y luego, también solos, se fueron  (por cierto, las putas aún los están esperando, amigos) Fue muy ilustrativo. Mientras se sacaban esas fotos “locas” de despedida de soltero yo pensaba en el nieto de “Guille” que dentro de cincuenta años va a mirar esas fotografías y va a sentir nostalgia de los tiempos de su abuelo al ver lo bien que la pasaban cuando eran jóvenes. Este mensaje es para él: todo lo que te diga tu abuelo es mentira. Tu abuelo es un imbécil

 

 

Grandes esperanzas II

 Cuando sea grande voy a ser una miniatura.

 

 

Sabiduría  pret-a-porté

 El que hace se equivoca. El que no hace es perfecto.

 

 La construcción del pasado

En el año 221 a.c, el príncipe de Ts’in, el desmesurado Xian Zung, tomó como primera medida de gobierno agregar a su nombre el poco modesto apelativo Shi Huang-ti (primer emperador). Según Xian Zung aquella decisión obedecía al noble y necesario deseo de unificar de una vez por todas (y para siempre) la desmembrada y agónica China  que el feudalismo había corrompido. Para tal empresa, organizó grandes ejércitos (en su mayoría comandados por ex convictos) y sometió  a los reinos rebeldes saqueándolos y mostrando un sanguinario encono hacia las personas mayores de 20 años, las cuales eran decapitadas en la plaza pública a la vista de los niños y de las embarazadas. Grabados de la época pertenecientes a autores anónimos (se se cree que fue el poeta L’Hu Wang) nos muestran pequeñas montañas de cráneos en llamas rodeadas por niños que cantan el himno oficial de Shi Huang-ti: Oh! primer emperador, Oh! primer amanecer!  Se calcula que fueron poco más de dos millones los adultos asesinados en esta purga masiva de la memoria que duró quince largos y sangrientos años.  La eventual Historia narra el tenaz asedio Tártaro durante el reinado de Shi Huang-ti como “una amenaza extranjera proclive al salvajismo y a la depravación”; sin embargo, fue Shi Huang-ti el principal promotor de un enemigo que era más un fantasma que una barbarie organizada. Consciente de que el mejor método de gobierno es el miedo, Shi Huang-ti sembró el terror en su reino vistiendo a algunos de sus ejércitos con los atuendos Tártaros para asegurarse de esta manera la total adhesión de un pueblo joven que veía en su figura la única protección posible contra los salvajes extranjeros. Ataques esporádicos, saqueos y vejaciones de todo tipo no hicieron más que enaltecer su nombre que, poco a poco, fue instaurado en la realidad de su pueblo como entidad omnipotente y omnipresente: como los ciruelos en primavera, como los ríos y los peces dorados, el improbable Xian Zung mudado en Shi Huang-ti comenzó a vivir desde siempre y para siempre. Es éste y no otro el origen de la Gran Muralla China. Los años transcurrieron y cada nueva generación sabía que debía agradecer la bondad de su emperador, el primero de la historia china. Hasta su muerte, Shi Huang-ti, el detallista, se empeñó en capturar y quemar aquellos libros que desacreditaban el presente en provecho del pasado. Es decir, todos los libros anteriores a Shi Huang-ti.

 

 

InZENdio

 

Todas

las noches

vacías

como Hoteles

abandonados

se derrumban

en tus ojos

la aguja marca

200 Km/h

en el espejo retrovisor

el sol

naciente

se eleva

como un hongo atómico.

 

 

100 % espiritual

 

La “superación personal” es masturbación.

 

 

 

Dios, el mediocre

 

Si el hombre promedio está hecho a imagen y semejanza de Dios, entonces Mozart era lisa y llanamente superior a Dios.

 

 

Heroíno

 

Siempre estaremos a un paso

de alcanzar el aire.

Somos tan livianos

que necesitamos atarnos

en la tierra

una simple brisa nos precipita.

Yo quiero subir y subir y subir.

Hasta que la cuerda llegue a su fin

y se rompa;

Hasta que tus manos sangren

por no poder sostenerla;

Y perderme

entre la chatarra espacial

primero

y luego más allá

mucho más allá

de nuestro sistema solar.

Mucho más allá

de todo recuerdo

humano.

 

 

Agenda de Gobierno

 

·      Organización de trabajo en casilleros-colmena.

·      Monitoreo cerebral a través de las publicidades televisivas.

·      Control de las preferencias sexuales.

·      Imposibilidad de administración por cuenta propia de los paraísos artificiales no determinados.

·      Necesidad de Dios como garante de la pesadilla de control.

 

 

 

Un sueño

 

Anoche soñé con vos. Íbamos de la mano, fascinados por millares de estrellas-cascabeles que brillaban en la noche azul. No íbamos a la ciudad. Íbamos más allá.  Atravesábamos las calles y los edificios gubernamentales; las personas y los monumentos históricos se desvanecían ante nuestro paso. Avanzábamos como un rompehielos hacia el fin del mundo: íbamos tomados de la mano.

 

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